viernes, 25 de mayo de 2012

Las movilizaciones son un síntoma...


Las movilizaciones son un síntoma...un síntoma es una verdad que se abre camino...las diversas posturas enriquecen...saber escuchar es "acallar" el inconsciente, es decir, oír con entera disposición lo que dice el otro.
Mientras no se haga ese ejercicio verdadera y amorosamente, no podremos empatizar con la realidad ajena. Conocer otras realidades no es lo mismo que experimentarlas.
Bien por aquellos que tienen una buena estrella, eso no los hace mejores, sólo más afortunados lo que implica que los accesos y las oportunidades se hacen pocas para la real demanda que hay.
El país ha cambiado en todo lo bueno y malo que ello supone...lo que no ha cambiado es nuestra forma de acoger al ciudadano (desde una estructura social adecuada leyes, beneficios y otros) con todas las carencias con que se prepara día a día para enfrentar la vida.
La derecha efectivamente trabó proyectos de Ley presentados al Congreso...la concertación no se hizo cargo de la buena administración de nuestra tan preciada (y luchada) democracia. Me parece que ya es hora más que suficiente de que la gente demuestre que no está satisfecha con el tipo de país que recibe. No hay trato digno, no hay esperanza, no hay calidad de vida, no hay equidad en los accesos.
Los inteligentes sabrán escuchar y "atender" verdaderamente el síntoma. Es la única forma de crecer y no sólo envejecer.
Apoyo la lucha. El cambio Constitucional es urgente.

CARLOS, EL AMBICIOSO

CARLOS, EL AMBICIOSO
El sueño ya estaba en ciernes. El empuje de los dirigentes de entonces no daba tregua a quienes debían decidir y Chile tenía, lejos, mayores posibilidades que Argentina.
Y cumplieron. Carlos Dittborn selló su compromiso en 1956 y llevó el nombre de Chile a cada rincón del corazón futbolero cuando consiguió la sede para el Mundial del '62.
A simple vista, resultaba difícil imaginar siquiera que el pulgar de la FIFA mostraría su aprobación.
Los temores tenían fundamento. No había la infraestructura necesaria ni la experiencia de haber llevado a cabo una empresa de tal magnitud.
Y el correr del tiempo tampoco los aminoraba. Unos años más tarde, el terremoto de Valdivia dejó en el suelo la garra chilena, el paisaje, los parentescos y el presupuesto nacional pese a contar con una mejor cara visible respecto de la democracia, asunto no menor toda vez que ése fue el punto que terminó por conceder la nominación por sobre los vecinos.
El presidente de la época, Jorge Alessandri Rodríguez, no cayó en la tentación de invitar a la escuadra nacional a "tomar tecito" a palacio, aunque sí llevó a cabo los saludos "de rigor". Ya Leonel Sánchez contaba con un histórico foul a su favor: aquél puñetazo enrostrado al italiano aún aparece en los memoriales del balompié.
Y Carlos….sin tener nada quiso hacerlo todo y subió a medio país en su utopía y como buen hombre que construye historia, no alcanzó a presenciar los frutos obtenidos, al más puro estilo de Moisés, al menos en la parte concreta de la existencia. En la puerta norte su nombre está grabado en el frontis de la casa de encuentros…y no ha sido consecuente con su propia historia ni figuración futbolística.
Los balances de la época tampoco dieron muchas razones para sentir el orgullo tan sólido como las posteriores atajadas del gato Osbén. Todo iba en la misma dirección: fue evaluado como un mundial amateur que no logró contagiar al mismo nivel las ganas donde las taquillas provinciales nada pudieron hacer contra el tarifario.
Sin embargo, los hombres de Fernando Riera lo dieron todo en la cancha, mojaron la camiseta y le dedicaron el top three conseguido a pura lucha a todos sus connacionales. Y de allí en adelante, el resto es historia conocida.
Ya no hay leoneles, no está Don Eladio, Jorge Toro, el Chita Cruz y, sin un Consejo de Ancianos, la escasez se nota y se siente.
Dan ganas de creer que el tercer lugar fue conquistado de puro buenos pa' la pelota. Y no. La realidad y los hechos dicen que no fue solo así. La noble mezcla se dibujó por entera en los espinazos patriotas. Fue con esa impronta que el testimonio ha ido paseando de selección en selección, de roja en roja.
¿Y qué habrá pasado en el camino? Ya el sueño y la utopía se desbordan por las gradas donde han debido ir a lucirse los noveles peloteros.
Hoy por hoy, el empuje y la garra se vistieron de fashion. Los dirigentes deben ser importados….y caritos.
Los escándalos, la trivialidad y la violencia configuran la gestalt que engatusan la esférica y de resultados ¡nada!....
Pero ahí vamos de nuevo, con patrocinadores de lujo y todo. Con toda la gallá en la calle y las bocinas listitas pa' salir a gritar y celebrar…aunque sea el más humilde e irrelevante de los empates.
Aunque Carlos no pueda ver - quién sabe si es mejor así por eso de descansar en paz y todo - el país se subió en la micro para no bajarse. Estoico, desorientado, desarraigado de los triunfos del ayer.

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La Nanita

Game Over


Game Over

Y sin más, llegó de verdad el otoño. Las ansias por la parejita para su primogénito se esfumaron con el soplo de Agosto.
Ya no sacará cuentas ni temerá al qué dirán por un “domingo siete”
Total, le entregó a esta parte de la humanidad una cría bien plantada. Un hombre de bien, de provecho. El mismo al que le seguirá cantando canciones de cuna calladita en la soledad de su propia almohada porque él ya está grande para oírlas.  
No sabrá de una espera acompañada. Ni de antojos bendecidos por las buenas costumbres con ajuares tejidos por las abuelas que van quedando…

Sin aviso, se cerró su fábrica y clausuró para siempre el listado de nombres pendientes.

Enredó un pañuelo entre sus dedos y su mano se estrelló empuñada contra su vientre y el vientre de su historia.

¡No va más! -dijo el croupier de la vida- su maternidad doblegada se durmió en mil rincones en el manto de aquella hembra noche…la más larga…

Armario Ajeno


Armario Ajeno

Susurró mi armario y te busqué en un bolsillo
y encontré la vida, los cadáveres y el viento.

Y tu llegada y la tarde.

Cuando moría la calabaza
estabas tan cierto como cierto estabas y morí...por cuánto tiempo?

Desde mis delirios hasta tus sábanas nos siguió el cortejo
sin discursos, sin habla....con cirios


Con aromas nuevos y papeles viejos
y destellos viejos con dolores nuevos
cómplices, sólidos,
perplejos

Susurró de nuevo mi bolsillo
y te busqué en un armario

¡¡¡¡¡Que no era el mío!!!!!

Antiguos Balcones


Antiguos Balcones



Desde los balcones...¡ésos!, los que no tienen horizonte

donde no sale el sol ni se conoce lluvia,

salía el animal a recorrer el vientre

de la tarde, de la luna.


Hasta el ombligo de la niña volaban palomas, y el tiempo ardía.


El cosmos, la brisa

Tú tan lejos y yo...dormida


La transparencia que recién conocías

con la luz a medias, en medio de la vida...


El sombrero, la pluma, el gato, el pañuelo,

olían el hogar que tú recorrías.




Estamos juntos durante el rito

encadenados a la luna llena

sazonando el aliento en el balcón

con un nuevo aroma y 

con 

un

viejo sol!

¿Que cuál es mi secreto?


¿Que cuál es mi secreto?

Huelo a lavandas y tomo té de manzanilla. Me maquillo con una luminosa sonrisa y planto bien mis pies en la tierra.

Entre mis suelas y el cemento, pongo dobladitas las penas para ablandarlas bien mientras camino y encumbro libremente mis pensamientos al aire.

Le extiendo mis brazos a la sorpresa y le guiño a las hojas secas.

De cuando en vez, me doy baños de luna y ella se da baños de mí.

Recorro la lluvia sin chistar y le construyo historias a fotos desconocidas.

Sencillo, fácil y bonito.

Ahora saben por qué me llaman “la yegua del tony”

La Cita


La Cita

Aquél día se duchó de otra manera. Bebió todo el aire de un suspiro. El agua arrastró las lágrimas insolentes que  se deslizaban por sus mejillas. El otoño de su piel reclamaba una prisa más urgente que sus movimientos.
Perturbada, se vistió. Calzó sus pantalones como medias de seda antiguas. Perfumó su escote como para un ritual. Los titantos de su elegante figura no habían dado espacio para un encuentro tan cercano. La extensión de su piel contaba inviernos sin manos ajenas posadas sobre ella.
Sus pechos erguidos…el reloj avanzaba y su nevada cabellera jugueteaba con la promesa. Ni una sola caricia le había sido dada para afrontar el cruel frío capitalino. Esa tarde la recorrerían, le estrujarían el pudor a manos llenas. Se miró al espejo y sonrió coquetamente, como en su juventud.
Mientras lo esperaba, robó una flor. Con manos temblorosas la enredó en su melena. Estaba lista, preparada, fragante. Finalmente su cuerpo sentiría aquel contacto olvidado.
Al llegar, la cita retumbó en su corporalidad como noche de bodas.
-        
           Señora, la interrumpió el muchacho. Su turno para la mamografía. 
    (La Nanita)