jueves, 25 de octubre de 2007

Una herida que seguirá sangrando....
Como una caricia, indios chukos y luego pirquineros abrieron por el medio el corazón de nuestra tierra nortina....
El 18 de mayo de 1915, los hermanos Guggenheim inauguraron las instalaciones que se sumaron a los rústicos procedimientos para la explotación del cobre en Chuquicamata, que en kunza significa: tierra de indios chukos o punta de lanza.
Bajo la atenta mirada del entonces Presidente Ramón Barros Luco y al alero de la Chile Exploration Company, miles de mineros acendraron sus sueños, sus esperanzas y a pasitos, dieron aliento de vida al inhóspito campamento donde, con atardeceres de embrujo, fueron conformando la "gran familia minera".
Ni sus temporales de viento, ni las inclementes temperaturas bajo cero, lograron doblar la mano de miles de chilenos que se anidaron allí, a tres mil metros de altura.
Es un campamento viejo, sin duda. No es fácil llegar a los 92 años. Tampoco es menor cobijar las añoranzas de más de cuatro generaciones que han dado a Chile un lugar privilegiado entre los productores cupríferos, rompiendo incluso sus propios récord de producción.
Las leyes del hombre, en Chuquicamata, se vieron una y otra vez cumplidas: matrimonios, nacimientos, penas y alegrías se dieron cita bajo el cielo chukeño.
Hoy deben dejar atrás el Auditorium Sindical, el Emporio La Verbena, el Estadio Anaconda, la "puerta dos", el Club Chuqui, la Avenida Brinckeroff, los pimientos cadenciosos, únicos testimonios de vegetación que bañaron las pampinas calles. La población "Las latas", la cancha "de la yareta", "punta de rieles" y "Placilla", el Club Obrero, la pala mundial, el diario comprado en "el monje"....los restos de la abuela...
Llegó el día. El éxodo es inevitable. Las risas de los escolares y los pasos firmes de los bototos mineros, deben dar lugar a nuevos cortes para seguir abriendo las entrañas de la tierra.
Para los hijos del mineral todo quedará atrás en Octubre de 2007. El día ya no tendrá dos partes. Ya nadie oirá con inexplicable tranquilidad el estruendo de las 13 horas (audio polvorazo)... la tronadura quedará en la memoria y, sin embargo, seguirá sangrando en el crisol el fruto arrancado del desierto a puro sol, a pleno cobre....a todo ñeke. Adiós. Adiós Chuquicamata.



La nanita

No hay comentarios: